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Article del Periòdic Diagonal, que volem reproduir pel seu interès :

Después de dos presentaciones anteriores, en Olot y Granollers, se presenta en Barcelona Procés Embat. Miguel Gómez, miembro de la iniciativa, habla con Diagonal para explicarnos en qué consiste esta nueva iniciativa lanzada desde el movimiento libertario.

Sancho Ruiz Somalo

03/10/14 · 12:18

¿De dónde nace Procés Embat?

Proces Embat nace a partir de una serie de debates durante el año 2013 de activistas del movimiento libertario que nos encontrábamos en sintonía y que compartíamos la necesidad de dar una respuesta desde el Anarquismo Organizado. Compartíamos los mismos análisis y hemos tratamos de llegar a un acuerdo en tanto a las soluciones. De ahí nace Procés Embat. Los primeros encuentros se convirtieron casi en una terapia de grupo: “Yo estoy en tal o en cual organización”, con todo el mundo partiendo de quejas similares, “pero bueno, esto no tira, no funciona”, “no conseguimos incidir”. Hasta que llega un momento en el que pensamos “ya está, ya nos hemos quejado suficiente y hay que ponerle remedio a esa queja”. Por eso decidimos constituir Procés Embat.

Entonces, una vez que surge todo ese proceso de reflexión, decidís dar un salto adelante y constituiros como organización propia, pero ¿en qué consiste esta organización que hoy presentáis públicamente en Barcelona?

Le llamamos ‘proceso’ porque todavía no es propiamente una organización sino que tenemos la intención de crearla a futuro. Una organización en torno a unos ejes programáticos, en confluencia con otros procesos y grupos con los que poder trabajar para construir Anarquismo Organizado como alternativa real a la sociedad capitalista.
No queríamos lanzar una organización porque nos parecía pretencioso ya que no teníamos capacidad. Pensábamos que había que ir más despacio y no saltarse etapas. Hay que ir sondeando el ambiente para ver si tenemos los suficientes aliados en los movimientos sociales, en los grupos anarquistas o, también, en otros movimientos políticos. Hay un montón de gente que piensa prácticamente como nosotros y que no se organiza dentro del movimiento libertario, sino dentro de otros movimientos (aquí, en Catalunya, por ejemplo, en la izquierda independentista o en nuevas agrupaciones de carácter ciudadano), y otros muchos dentro de los movimientos sociales que van a estar interesados en estos planteamientos. Entonces, es necesario ponernos en contacto e intentar acordar unas líneas programáticas para avanzar, en el sentido de construir un proyecto de país desde un sentido libertario. Es en ese momento cuando podremos lanzar la organización como tal. Hasta entonces, sería saltarnos etapas.

Justamente, mencionas las nuevas iniciativas electorales que están surgiendo en los últimos meses, ya sea Guanyem, en Barcelona, o la sorpresa que supuso Podemos, en Catalunya. También han surgido otras estructuras, de entrada más cercanas a vosotros, como la Federació Anarquista de Catalunya… ¿Vosotros qué aportáis frente a todas estas nuevas organizaciones?

Las iniciativas electorales se basan en la conquista del poder. Su idea es desde las instituciones, democratizarlas y cambiar el funcionamiento social desde allí. Esto es una premisa errónea. Lo es a nivel empírico porque ya se ha intentado varias veces y no ha funcionado, pero, también, porque los ayuntamientos son instituciones dentro de la estructura del Estado que no permiten hacer lo que se quiera. Además de que la misma necesidad de conseguir votos para llegar a otras capas de la sociedad te hace perder el carácter transformador inicial. En este sentido, corren el riesgo de pillarse los dedos ante ciertas alianzas con sectores económicos ya que rápidamente necesitarán financiación. Desde el siglo XIX lleva ocurriendo lo mismo. Un montón de nuevos partidos socialistas, incluso integrados por anarquistas que se pasaban al socialismo (lo intentaban por esa vía), en menos de diez años ya habían cambiado completamente sus fines.

Nosotros pensamos que se puede intentar una vía no institucional para cambiar la sociedad. Que, de hecho, es como se tienen que cambiar las cosas y como ahora defienden que se cambien las cosas esos mismos movimientos electorales. Por eso nosotros nos queremos centrar en lo que hay fuera de las instituciones, sin desmerecer a nivel individual a todos los compañeros y compañeras que están militando en esas iniciativas. Todo el mundo tiene derecho a intentar todos los experimentos que crea conveniente. Sí es necesario el combatir la institucionalización y el acomodamiento de estos partidos y ahí estamos nosotros, para luchar desde la calle y ayudar a todos los movimientos a mantenerse autónomos respecto al poder.

Respecto a la Federació Anarquista. Ésta se basa en grupos de afinidad, en colectivos locales tipo asambleas de barrio, donde todo el mundo se conoce. Esto hace que por un lado sean grupos próximos a nivel personal pero muy diversos a nivel ideológico. Lo cual, llevado a un nivel de coordinación superior hace que la Federación pierda eficacia, que no pueda tomar decisiones ágiles o que no pueda ser tomada en cuenta como actor político válido. Aunque, es cierto, que muchos de estos grupos están haciendo una tarea muy seria a nivel de debate y de difusión. De hecho, el pensamiento libertario está ahora más presente en Barcelona que desde hace décadas y es gracias a estos colectivos.

‘Confluencia’, ‘generosidad’ son las palabras más repetidas por todas las iniciativas y partidos que están apostando por la vía institucional ¿Qué significado otorgáis vosotros a esas palabras?

Nosotros entendemos esa ‘confluencia’ a nivel social. Tenemos los brazos abiertos cuando hay un conflicto social que se resuelve desde abajo. Tenemos los ejemplos de Gamonal o Can Vies, donde la vía institucional se ha intentado hasta el hartazgo y al final, la cosa explota. Y es en las calles donde se dan esas ‘complicidades’ de autoorganización. Es en ese aspecto en el que ‘confluiremos’. Si su trabajo institucional les va separando de los conflictos reales de la gente, nos empezarán a tener primero alejados y luego en frente.

En cuanto a ‘generosidad’, todo el mundo tiene derecho a una oportunidad de poner en práctica sus modelos políticos pero claro, sin acabar hipotecando a los demás otros 30 años [risas] . En cualquier caso, no es lo mismo un gobierno del PP que de Podemos o Guanyem y no se debe caer en la dicotomía de ‘todos son iguales’.

Desde Embat cómo veis el panorama a corto y medio plazo en Cataluña. ¿Qué problemas, qué puntos ilusionantes y qué vais a aportar como iniciativa?

Positivo es que se está movilizando la sociedad civil. No se puede pensar que éste es un proceso de arriba-abajo. Todo lo contrario. Es la sociedad la que en cierto momento rompe simbólicamente con el estado, comienza a movilizarse y arrastra a los ayuntamientos, instituciones… hasta que se va involucrando en ese proceso la pequeña burguesía catalana y los partidos como CiU se ven obligados a reaccionar. Ahora es en los partidos donde surgen divergencias. Cuando se ven en la tesitura de desobedecer la ley del estado. De aquí al 9-N va a ser otro cantar y si se llegara a votar creemos que hay que provocar la máxima ruptura posible con las instituciones del Estado. Por eso, nosotros apoyamos estratégicamente en la consulta el ‘Si-Si’.

No se puede pensar que (el proceso independentista) es un proceso de arriba-abajo. Todo lo contrario. Es la sociedad la que en cierto momento rompe simbólicamente con el Estado
Otros grupos libertarios están difundiendo el ‘No-Si’ con el sentido de ‘no al Estado pero si a la independencia a la Troika y al capital’. Lo que también tendría sentido porque es un voto nulo dentro de una votación ilegal. Desde el mundo libertario podemos aportar más bien poco a este proceso porque ya las cosas están desatadas y llegamos tarde, a destiempo y sin una voz común.

Volviendo a la pregunta anterior ¿Más allá del 9N que va a aportar Procés Embat en este proceso a medio plazo?

Nosotros seguiremos participando y acompañando en los caminos que generen las propias personas, trataremos de enfrentarnos a las contradicciones que se van generando (como dejar todo en manos de aquellos que hemos denunciado como nuestros enemigos o como fiar nuestros futuro a personajes ya señalados como indeseables). Por último, fiscalizar cómo se desarrollan las promesas y estar ahí, cuando las personas estallen, si éstas no se cumplen. Es decir, ser parte y no un agente oportunista.

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