Estimado lector, sepa que si usted, a día de hoy, de ahora mismo, no se declara pública y abiertamente anarquista, puede quedar rápidamente condenado al ostracismo: pues mientras usted sigue retuiteando las frases de Pablo Iglesias, todo su entorno está virando hacia el izquierdismo más radical, y se va alejando de los focos rojos, amarillos y morados, hasta llegar a aquel rincón en el cual la luz ya no llega, y sólo está la negra oscuridad. La negra oscuridad de la A circulada.

Como las campañas de Navidad, también las campañas electorales empiezan más temprano, lo que obliga a los pobres esforzados que renegamos del voto a armarnos cada vez de cantidades más ingentes de paciencia, que cómo almacenamos muy mal, en locales húmedos y poco ventilados, pronto se torna en avinagrado odio y desprecio hacia el resto de los mortales. En estas campañas electorales, ejércitos de buitres carroñeros salen a la caza de la ignorancia de las gentes, a la que una ley absurda dictada por una no menos absurda sociedad, les da una papeleta para que cada cuatro años la meta en una urna. Y esos buitres buscan esas papeletas con más ahínco que Sauron su anillo único. ¡Gustoso cambiaría el Señor Oscuro sus huestes de orcos por el ejército de simpatizantes cazavotos de los partidos políticos, más entusiastas cuán más reducido es su electorado!

El pasado 16 de diciembre, el Estado volvía a usar de todos sus medios, entre los cuales destaca la arbitrariedad y la crueldad, para detener a 11 anarquistas y dar con sus huesos en la cárcel. La izquierda “radical”, aquella que critica ferozmente el sistema democrático en las pausas de las sesiones parlamentarias, automáticamente se lanza a hacer de la causa de los detenidos la suya propia, e iza alta la bandera negra con la esperanza de que un puñado de simpatizantes les otorgue la ansiada papeleta el próximo mes de mayo. ¿Cómo si no explicar la basura que tan profusamente circula estos días? Sin olvidarnos que la CUP pronto relacionó las detenciones con la Ley Mordaza, sin tener nada que ver, hemos tenido que aguantar a una monja comparando a los detenidos con Jesús, o al historiador Xavier Díez (proclamado “experto en movimientos sociales” por una entrada de Wikipedia que seguramente él mismo se habrá escrito), asegurando que las características propias del anarquismo están presentes en la ANC, una suerte de asociación con vocación de partido político generosamente regada con el dinero de los contribuyentes catalanes.

Negros nubarrones se ciernen estos días sobre el anarquismo: no bastándole un Estado represor, se le unen una pléyade de chaqueteros, y debemos asistir, con puños y dientes apretados, cómo una monja, un diputado y una organización que propugna un Estado catalán, por sólo citar algunos ejemplos, son más anarquistas que una bomba Orssini.

Apresúrese, ¡Oh, despistado lector!, a abrazar públicamente la causa del anarquismo: publíquelo sin demora en su cuenta de Facebook, en su Twitter, hágalo saber a sus amigos y familiares. La próxima reunión de escalera será su bautizo de fuego, pues al fin y al cabo, ¿No es cualquier asamblea un acto anarquista, según los charlatanes y los chupa-urnas?

Xavi.

Organiza ya tu asamblea!!
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