Para los que no se enteraron de lo pasó el 15 de mayo en Sabadell, o cometieron el error de leer La Vanguardia o poner las noticias de Antena 3.

“Ya están aquí…¡ya vienen…!” Segundos después de que Gandalf pronuncie estas palabras, un tropel de orcos tira abajo la puerta de la sala de la tumba de Balin y se arma un tinglado de los buenos. Las minas de Moria tenían peligro, pero no quedó mas remedio que penetrar en ellas para seguir el camino.

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Fans de El Señor de los Anillos: no trataremos aquí sobre la mítica e imprescindible obra de Tolkien. Los hechos que relataremos no ocurrieron en la Tierra Media, sino en el tranquila y provinciana ciudad de Sabadell. No fueron los orcos, sino los Mossos d’Esquadra quienes echaron una puerta abajo, la del Ateneu Llibertari de Sabadell. Pero el cirio pascual que se lió después nada tiene que envidiar a la batalla de las minas de Moria.

Sucedió el pasado 15 de mayo en Sabadell, ciudad de la segunda corona barcelonesa, que sin embargo escapa a las garras del Área Metropolitana. Con sus 200.000 habitantes, conserva lo mejor y lo peor de los pueblos: todo el mundo se conoce, las noticias corren raudas entre la población aunque no se tenga cuenta de Twitter y si las fuerzas del estado irrumpen violentamente en algún edificio señalado, sea el Ayuntamiento, el Ateneu Llibertari o una taberna de barrio, el revuelo que se forma es notable. Dicho sea de paso, en el poco más de medio año que Sabadell acumula portadas, sea por trapicheos del alcalde o porque un parroquiano de bar pierde la cabeza -literalmente- de un katanazo, los Mossos han entrado en los tres sitios.

 

Ya están aquí, ya vienen. Puerta abajo. Bullen los móviles convocando a los miembros del Ateneu, y a los afines y colegas varios, a la zona cero. Imponente despliegue de la policía autonómica, casi tan imponente como el despliegue de medios de comunicación. Empiezan a dejarse caer Radio Sabadell y el Diari de Sabadell, conocido popularmente como El Patufet. Pero a la que aparcan Televisión Española o Mediaset, se revoluciona el gallinero. La vanguardia revolucionaria se siente tentada de aprovechar los cinco segundos de gloria televisiva y mediática para propagar los ideales de Bakunin, denunciar la persecución del movimiento anarquista o saludar a los primos de Aljarafe. Unos rechazan los medios, por ser otra de las patas del perverso sistema capitalista; otros, aunque manteniendo las críticas a los mass media, hacen gala del mismo pragmatismo que calma las conciencias de quien apoya la presencia del anarcosindicalismo en los comités de empresa para defender que hay que aclarar, rueda de prensa mediante, los hechos acaecidos. Aparecen las primeras divisiones y encontronazos con respecto a la actitud ante los medios.

Ya están aquí, ya vienen. Por si la cosa no fuera suficiente, en el Ateneu se reunían varios colectivos, con más o menos regularidad. Uno de ellos, el 15-M. Asamblea espontánea del Ateneu en medio de la confusión, con poca infantería regular y tres regimientos enteros de paracaidistas. Efectivamente, bastaba con decir que se era quincemista para participar en dicha asamblea, aunque no se hubiera puesto un pie en el Ateneu en la vida. Las cosas en caliente no se pueden discutir, y la cosa estaba al rojo. Manos levantadas y voces al viento, aunque éste no soplara lo suficiente como para llevarse de ahí las chorradas que se soltaban.

A todo esto, ¿que pasaba exactamente? Pues que se detuvieron cinco personas -solamente una de Sabadell-, al parecer acusadas de tener cuentas de Facebook con nombres raros y fotos bizarres, pertenecientes todos ellos a un grupo llamada Bandera Negra al cual se dió credibilidad absoluta.  Y como la prensa dijo que eran cinco anarquistas (sic), el entorno libertario levantó las orejas, como si hubieran detenido a Angiolillo, Pallàs y a Morral todos juntos.

La operación se pilotaba ni mas ni menos que desde la capital del reino por parte del nuevo juez estrella de la piel de toro: Santiago Pedraz. Audiencia Nacional son palabras mayores, motivo de mas para que las huestes ácratas se pusieran en guardia. Y los de la CUP, que van a lo suyo, cargaban las tintas contra el Conseller de Interior desde la barricada twitera al que acusaban de estar orquestando todo el operativo para ir contra el 15-M. Hay que entender que llevan poco tiempo en el Parlament y que están muy ocupados desmontándolo, y no saben que si la Audiencia quiere husmear en Cataluña, no pide permiso a la Plaça Sant Jaume. Cuando pongan frontera y aduana en la línea del Ebro ya se verá, pero mientras no se llegue a Itaca España es el patio de la Audiencia Nacional.

Mucha confusión. Muchos nervios. Llamadas por doquier, teléfonos hirviendo de actividad. Cuando la cosa se iba de madre es cuando tuvieron que empezar a imponer la anarquía los anarcosindicalistas, que están puerta con puerta con el Ateneu: Los medios a tomar viento, se quedarían sin rueda de prensa. Se consensuaría un comunicado aclarando los hechos, denunciando la represión y se esperaría a tener más información para posicionarse. Detalles tan tontos como saber a quién demonios habían detenido.

Asambleas, se convocaron asambleas. Hubo seis en los seis días siguientes, en las que había mucha tensión. Acusaciones a la CNT de caciquismo, y lo que es aun peor: ¡de reformismo! Acusaciones que venían también desde muy lejos, de Canarias o Madrid. Acusaciones que venían desde sectores de probada progresía: intensivos usuarios de Facebook, adictos a las manifestaciones sean para lo fuesen, integrantes del 15-M sólo los martes y los jueves de los meses impares y personajes por el estilo.

Pasada la batalla y despejado el campo, es el momento de hacer balance: En Moria se perdió a Gandalf el Gris, efectivo de importancia. En Sabadell, el lamentable circo que se montó se acababa con un Ateneu tocado pero ni mucho menos hundido, unos chalados venidos de no se sabe dónde que echaron la tarde, y un sindicato de la CNT que ha mantenido la calma y sobretodo la cordura, lo cual no es poco entre tanta manía persecutoria.

Aun queda para que la CNT pueda ser una amenaza que precipite la represión indiscriminada contra sus sindicatos y afiliados. Pero si algo se puso de manifiesto en la batalla del 15 de mayo en Sabadell, es que los cenetistas, a pesar de lo que algunos activistas del “Me Gusta” pudieran decir, son los que más firmemente se oponen a un sistema esclavista como es el capitalismo desde la coherencia y el ideario libertarios. Avanzan y crecen hacia este objetivo. Ya están aquí, ya vienen…