“Tu vida cambia con Orange”, nuevo eslogan de una campaña publicitaria de la multinacional de las telecomunicaciones Orange. Nada nuevo bajo el sol, sin embargo resulta curioso que en el anuncio de dicha campaña utilicen referencias directas al movimiento del 15-M. En cierta manera Orange aparece como una compañía comprometida con dicho movimiento, mostrando sus simpatías y transmitiendo el mensaje que si una persona puede cambiar el “sistema” mediante las acampadas también puede “cambiar” de compañía telefónica uniéndose a Orange.


El Capitalismo no duda en recuperar todo aquello que le resulte rentable y, sin duda, un movimiento como el del 15-M, con un grado de simpatía que debe de sobrepasar el 80% de la población, es un objeto de deseo y codicia. Lo que no se ha atrevido hacer de una manera clara ningún partido político o sindicato lo han realizado France Télécom y Catalunya Caixa (Caixa Catalunya), accionistas de Orange España. Así que nos encontramos que una empresa de las finazas, culpable de la crisis actual, o una compañía como France Télécom, la cual entre 2006 y 2008 despidió a 22.000 personas y actualmente salpicada por los casos de suicidios de empleados -un tema candente en Francia-, asumen que las acampadas son necesarias y entre ese gentío ven a futuros clientes.

No cabe duda que con en esta campaña Orange muestra una gran dosis de oportunismo y demagogia, ahora bien, el movimiento del 15-M, en su conjunto, debería de hacer una profunda reflexión sobre este tema. Desde sus inicios, pese a tener multitud de aspectos positivos, tales como su alto componente de práctica autogestionaria, la crítica a los abusos del Sistema (básicamente políticos, pero también económicos) o el grado de mobilización social alcanzado, no ha dejado de ser, en el fondo, un movimiento de “regeneración” democrática, el cual está generando una batería de propuestas encaminadas a reformar el neoliberalismo. En este sentido las minorías sociales que desde hace años apostamos por la superación del liberalismo democrático hemos sentido bastante decepción ante la realidad de un movimiento con planteamientos que en más de un 80% de sus propuestas serían apoyadas por la socialdemocracia y, si me apuran, un alto número de las mismas por la misma derecha neoconservadora.

Si a este carácter reformista y, en la práctica, de apoyo a las estructuras jerárquicas políticas y económicas (Estado y Capital), le sumamos su fanático componente pacifista, así como la aparición de algunas personas con cierto protagonismo mediático (normalmente politicastros de medio pelo, abogados/as e intelectuales con cátedras en la Universidad), nos encontramos que un movimiento como el 15-M, para suerte del Sistema vigente, es un balón de oxígeno ante un panorama socio-político bastante preocupante, con unas cifras de paro juvenil, precariedad, corrupción y recorte de derechos que sorprenden a todo el mundo occidental -en el sentido que no se explican el porqué no hay una Revolución Social en España o, si se prefiere, por aquello de las particularidades “históricas”, en Catalunya o los Països Catalans-.

Seamos claros, de la la batería de reformas sistémicas surgidas entre las flores donadas a la Policía por parte del movimiento del 15-M, algunas de ellas serán recogidas ante futuribles elecciones por partidos políticos. De la batería recogida, una parte se aplicarán realmente, quizá la dación del piso en caso de impagos de hipotecas (algo común en el resto del continente), un mayor “transparencia” política o alguna medida de tipo socialdemócrata. Sin embargo, todas ellas serán inútiles ante la evidencia de un capitalismo neoliberal, o capitalismo a secas, el cual está en una fase moribunda después de más de 200 años de existencia y, en esta fase, su programa es bien claro y evidente: no hay marcha atrás. Hace pocos días una “instancia internacional” afirmaba que España debía de bajar los costes de los trabajadores (lo que paga el empresario) y subir impuestos como el IVA. Las negociaciones de los convenios, igualmente, serán nefastas para la clase trabajadora (con el silencio habitual de los gestores de miserias tipo CC.OO y UGT), la sanidad o educación van de mal en peor, el problema de la vivienda es endémico, al igual que la precariedad laboral o el alto paro. Sin embargo del 15-M surgen propuestas que no solucionan el problema de raíz, simplemente oxigenan un sistema perverso y, lo peor, es que esto surge por la incapacidad de miles de personas protagonistas de soñar más allá de la reforma (para alegría de la patronal y la clase política).

La buena prensa en los Mass Media sobre el 15-M, campañas oportunistas como la de Orange o la cierta permisividad hacia el movimiento por parte de los poderes vigentes son muestras palpables de su carácter inofensivo. Una sociedad espectacular como la nuestra está ofreciendo a la juventud sin futuro, a la  inmigración con y sin papeles, a los parados y paradas en general, así como a toda persona con algo de inquietudes sociales, una “Revolución Virtual”, puesto que más allá de los aspectos positivos existentes en las acampadas, el movimiento en si mismo es completamente inocuo para la salud de la Democracia Capitalista (la única “real”) y está canalizando la frustación de cientos de miles de personas hacia el diálogo y la integración en los mecanismos oficiales de la queja -ILP’s, tasa Tobin, recogida de firmas, manos blancas alzadas al aire, apoyo a ONG’s y asociaciones vecinales hijas de la subvención, “performances” y, desde el 15-M, acampadas en las plazas-.

El 15-M sería mucho más interesante si sus objetivos fueran más realistas, es decir, señalar al Sistema en su conjunto como culpable y apostar por lo real, es decir, lo positivo del mismo movimiento, que no es otra cosa que la autogestión que se intenta realizar de las acampadas y asambleas. Esto se transformaría en una delcaración, manifiesto o propuesta encaminada a una sociedad autogestionaria, sin delegación polítca y sin capitalismo, organizada desde los barrios y centros productivos, de distribución y servicios en general, una sociedad realmente revolucionaria. Si apostasen por ello, con toda seguridad el demagogo Josep Cuní no realizaría un label del movimiento y Orange ni tan siquiera se atrevería a realizar una campaña publicitaria como la que actualmente está haciendo.

Frente al lo privado lo público. Frente a lo público (estatal) el control obrero o el cooperativismo. Frente al control obrero o el cooperativismo (en el fondo capitalismo) la autogestión. Hagamos brotar las semillas de la Revolución.

Lucy Parsons.

Video repugnante de Orange

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=a5TDLEOf4fs&NR=1]

[Actualización]

Unos 10 minutos después de subir el comentario de opinión que recibimos en este portal, recibimos el siguiente correo de la multinacional Orange que reproducimos a continuación, realizando algunas puntualizaciones a lo aportado por la reflexión aquí vertida que, sin embargo, tampoco varían demasiado las apreciaciones vertidas en el artículo, puesto que el anuncio de Orange es la excusa para un análisis más global y semanas antes de la fecha del 15-M ya se pregonaban las acciones y la campaña electoral estaba en pleno auge:

Hola, me gustaría señalarle que la entrada de su blog que lleva por título “¿Tu vida cambia con Orange?” http://cntsabadell.wordpress.com/2011/06/09/%C2%BFtu-vida-cambia-con-orange/
al margen de otras consideraciones, parte de un error inicial: la campaña de Orange a la que alude es anterior al movimiento 15M. Como puede ver en Youtube http://www.youtube.com/watch?v=BbJdKFd6HIc, el anunció ya estaba subido a la red el 4 de mayo -de hecho, la campaña empezó el 2 de mayo- con lo que difícilmente se podía aprovechar una corriente de opinión generada por una movilización que no se había producido aún, tal comno ustedes afirman.
 
Sin más, reciban un cordial saludo
 
 
Orange
David Martínez Pradales

Jefe de Prensa / Comunicación Externa

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