Quién de nosotros no ha gritado en una manifestación el lema: Unión, Acción, Autogestión. Cada uno de esos principios encierra parte de la esencia fundamental del sindicalismo revolucionario de la CNT y de otras organizaciones libertarias. Llevar a cabo cualquier proyecto de lucha, ya sea a través del sindicato, colectivos y ateneos, editoriales, distribuidoras, grupos de consumo, etc es una tarea que, en muchísimas ocasiones, requiere grandes dosis de tiempo, dinero y trabajo por parte de las personas que conforman cada uno de estos proyectos.

Así, desde la perspectiva capitalista se nos hace ver diariamente que si no existe una actividad remunerada o no existe un beneficio económico por parte de quien la realiza, no es posible materializarla. Nada más alejado de la realidad pues la CNT ha cumplido 100 años de historia sin haber recibido ninguna prebenda económica por parte del Estado y del Capital. Ha sobrevivido a ilegalizaciones, persecuciones, a la marginalidad, a guerras, dictaduras, montajes policiales, al pistolerismo y a un largo etcétera de zancadillas para seguir en lucha. A pesar de ello, ahí sigue.

Hacer viables proyectos sin una motivación puramente económica es posiblemente lo que mejor se nos ha dado a los anarquistas desde hace mucho tiempo. Sin embargo, la situación actual de la sociedad y la economía hacen que los proyectos autogestionados sean una gota en un mar de proyectos subvencionados. Pero, ¿por qué una acción desde la Autogestión? A continuación desgranaremos las razones por las que entendemos que nuestra actividad en CNT, así como en el resto de ámbitos de lucha y organización debe hacerse desde la Autogestión.

Antes de nada y en primer lugar hay que preguntarse qué es la Autogestión. Sin entrar en definiciones complicadas e imprecisas como las que nos ofrece la Real Academia de la Lengua, como no podía ser de otra forma: “Sistema de organización de una empresa según el cual los trabajadores participan en todas las decisiones” quizás la definición más acertada es la que nos da el análisis etimológico de la palabra: gestión propia o por uno mismo. Cuando hablamos de un proyecto autogestionado, ya sea en la empresa, en el sindicato o en cualquier otro ámbito, hablamos efectivamente de planificaciones en las que la gestión está en manos de quienes conforman ese proyecto, ya hablemos de una sola persona o de un grupo de ellas. Todo lo anterior, por tanto, tiene unas implicaciones y unas consecuencias que deben ser asumidas por aquellos que se quieran denominar autogestionarios. Entre esas implicaciones y consecuencias la más importante quizás, es la independencia que otorga la Autogestión y que es necesario preservar para mantenerse en parámetros autogestionados. La independencia debe adscribirse tanto en el plano económico como en el político.

Es decir, si queremos una gestión propia, por ejemplo, de una empresa; no se puede depender de las decisiones de otros grupos empresariales o de una cúpula de dirigentes, sino que las decisiones deben ser tomadas por todos los trabajadores que la conforman. Así mismo, para cualquier proyecto que estemos pensando, es inimaginable el recibir subvenciones, porque el hecho de aceptarlas es consecuencia de la aceptación de una serie de condicionantes impuestos, fundamentalmente, por el Estado. Es decir, hay sindicatos que reciben una subvención del Estado porque participan en las elecciones sindicales, aunque haya aspectos de estas que no les gusten. Por tanto, cuando se recibe una subvención, además de estar dispuesto a poner la mano para recibirla, también hay que estar dispuesto a tragar y ponerse una venda en los ojos.

Por otra parte y, aunque ya se ha esbozado con anterioridad, la Autogestión permite una mayor implicación y participación de las personas que conforman el proyecto en las decisiones puesto que los medios materiales, económicos y humanos parten de ellos mismos. Aquí, el interés general dentro de la organización autogestionada toma mayor sentido que en ningún otro tipo de estructuras. Autogestionar un proyecto tiene pues, una implicación emocional y motivacional que va más allá de la implicación que tendríamos con un proyecto en el cual solo somos uno más al servicio de unos jefes o directores. Implicarse en una organización de este tipo es autosatisfactorio en sí mismo (lo que no entienden los capitalistas) y esto es un plus por cuanto supone un seguro para la militancia en el caso de organizaciones de tipo político, sindical o, para los trabajadores en el ámbito empresarial autogestionado, ya que se predispone al individuo a la participación y la consecución de objetivos comunes, dejando en un segundo plano el individualismo y la competitividad: no tenemos que ser mejores que nuestros compañeros, sino coordinarnos mejor con ellos para conseguir de manera más eficiente el objetivo perseguido que también está previamente marcado por todos. En la CNT, como en otras organizaciones libertarias y autogestionarias, no hace falta figura de un jefe, director o líder que ofrezca premios por conseguir objetivos, sino que esta motivación interna que facilita el funcionamiento autogestionado nos ofrece la posibilidad de prescindir de iluminados y personas que buscan el protagonismo y el éxito personal antes que el bien colectivo, además de la idea de recibir un beneficio económico por el trabajo voluntario.

Podemos hablar entonces de algunos ámbitos de la Autogestión y más específicamente de proyectos que realmente pueden ser entendidos como autogestionados. El primer ámbito del que podríamos hablar, obviamente, es el del Sindicalismo: en CNT, como se dijo al comienzo, llevamos 100 años sin recibir una subvención directa o indirecta del Estado o de la empresa. Nuestro modelo sindical se basa en esa independencia que nos da el no tener que depender económicamente ni políticamente de nadie más que de nuestros propios medios para financiarnos (cuota sindical, donaciones, actividades, venta de material, etc). La CNT tiene esta ventaja de poder plantar cara a quien sea, pues no tenemos que agradecer nada a nadie, ni tampoco agradar. El trabajo que realizan las secciones sindicales, los afiliados, los comités, es un trabajo que parte de la organización y revierte íntegramente en ella y, por tanto, en los trabajadores que la conformamos. Es pues la Autogestión un pilar básico para el funcionamiento de nuestra Confederación, porque es la garantía de la independencia, la coherencia y de la honradez en términos políticos y económicos. Pero también la Autogestión nos sirve a los anarcosindicalistas para proponer formas de trabajo en la cual se implique no solo la persona o personas afectadas, sino todas las personas que puedan y estén interesadas, sea en un lugar o en otro. Ya en el Congreso Constituyente de la CNT en 1910 se dijo: “la emancipación de los trabajadores ha ser obra de los trabajadores mismos”. Posteriormente, toda la normativa orgánica que se ha generado está totalmente impregnada de este principio que es la Autogestión.

Otro ámbito a destacar es el del mundo del trabajo. La forma de organización en las empresas es también muy importante para el desarrollo de proyectos autogestionados que fomenten la participación en todos los niveles de la empresa. Este tema, me parece fundamental dada la situación actual de crisis económica, ya que la solución a muchos expedientes de regulación de empleo o al paro, pueden pasar por la creación de empresas autogestionadas ya sean a nivel individual o colectivo. Así pues, podríamos hablar del trabajo autónomo o por cuenta propia. El trabajador autónomo es aquél que realiza una labor empresarial por él mismo, ofrece su trabajo sin mediadores o jefes y sin trabajadores a su cuenta. Para personas que han trabajado siempre al servicio de otros y, posteriormente, han puesto en marcha una idea por su cuenta supone un gran cambio y diferencia respecto al trabajo asalariado. En primer lugar, lo que él genera económicamente es para él mismo, no hay una parte de su trabajo que se lo quede otra persona. Así mismo, tienen las condiciones laborales que cada uno entiende por dignas en cuanto a horario, salario, etc. aceptan o rechazan trabajos en función de sus posibilidades y sus convicciones personales.

Así mismo, a nivel colectivo hoy día no podemos hablar de Colectividades puesto que la normativa legal no recoge este tipo de entidades, siendo la cooperativa de trabajo asociado lo que más se acerca a una colectividad. Dentro de esta entidad, los trabajadores que forman de ella tienen oportunidad para desarrollar proyectos empresariales desde la autogestión de su puesto de trabajo, teniendo en cuenta, las implicaciones que ya se han comentado con anterioridad de beneficio común por encima del individual. Formar una colectividad actualmente (cooperativa en términos legales) es una buena opción para personas que han perdido su trabajo y que, por cuenta propia, no pueden echar a andar una idea, pero que, en compañía de otros, pueden hacer viable un proyecto empresarial en igualdad gestionando ellos mismos su trabajo. Por ejemplo, en Jaén varios compañeros despedidos por el cierre de Séneca y que afiliados a CNT crearon la cooperativa Open Phoenix de informática, los estatutos de esta Cooperativa cierran la puerta al trabajo asalariado, tienen un sueldo unitario y su organización es puramente asamblearia.

Existen otros ámbitos como el de las asociaciones, colectivos, proyectos editoriales y distribuidores, grupos musicales, etc que también son susceptibles de mantener líneas de autogestión en su funcionamiento y de los que encontramos numerosos ejemplos como El Grillo Libertario (Editorial), Bajo el Asfalto está la Huerta (BAH, producción y consumo de alimentos), La Haine (contrainformación), etc. Pero, por desgracia, como en muchos otros aspectos de la lucha y la organización política, existen demasiados ejemplos en lo que la palabra Autogestión aparece con demasiada ligereza dando lugar a planteamientos erróneos, deformación de la realidad y malas interpretaciones Entonces, ¿cómo reconocer proyectos que se proclaman autogestionados, pero que realmente no lo son? Realmente, sabiendo en qué consiste la Autogestión es sencillo descartar proyectos que quieren vender la burra.

Además aprender a distinguir entre un tipo de proyectos u otros seguramente nos aclare cómo debemos actuar cuando nos proponen trabajar de la mano de estas supuestas organizaciones autogestionadas y autogestionarias. Por ejemplo, si estamos en el ámbito del Sindicalismo: ¿se recibe alguna subvención?, ¿existen liberados sindicales?, ¿existe relación entre alguna organización política y el sindicato? Cualquier organización que reciba subvenciones por el mero hecho de hacerse sindicalista en una empresa o por dar un curso a otros trabajadores no es susceptible de llamarse sindicato autogestionado, será otra cosa, pero no esto. Por ejemplo, se puede llamar centro de formación privado. El sindicato autogestionado tampoco es una gestoría donde llevo los papeles y pago un precio (en UGT y demás les llaman al precio: cuota sindical) porque me arreglen mi problema. Los trabajadores deben implicarse en la resolución de sus conflictos. Además, si a todo lo anterior le unimos el contexto de crisis económica que se vive en el país, hace que, por ejemplo, los 81 millones de euros que las centrales sindicales recibieron a principios de año del Estado se convierta no solo ya en una razón para no nombrarles sindicatos autogestionados, sino en una auténtica inmoralidad. Mientras firman el fin de la ayuda de los 426 euros, único sustento para muchas familias trabajadoras, reciben unos escandalosos emolumentos: será el justo pago por la traición, pensarán.

Aun así, lo más interesante no es señalar a quien está más que demostrado que no se financia con las cuotas de sus afiliados, aunque dirigentes como Fernández Toxo de CCOO digan lo contrario, sino a aquellas que se les llena la boca de Autogestión y que, en la práctica reciben también subvenciones y tienen sus liberados sindicales trabajando codo con codo con los de UGT y CCOO.

Por tanto, la Autogestión es una ventaja por cuanto, como hemos visto, propicia la acción voluntaria y motivada del individuo hacia el buen devenir colectivo en cualquiera que sea el ámbito en que se den estos proyectos autogestionados.

Esto es un garantía de éxito y de mantenimiento de las acciones que se desarrollen porque el hacerlas implica en sí mismo un premio. Cuántas veces hemos currado para que todo salga bien en un acto del sindicato y nunca hemos cobrado por ello. Sin embargo, si todo ha salido bien, nos sentimos muy satisfechos y orgullosos de haber participado en su organización. Promocionar y propiciar la creación y el mantenimiento de estos es una tarea que nos concierne a todos aquellos que ya estamos implicados en el desarrollo de ideas

autogestionadas ya sea desde el mundo del trabajo, del sindicalismo o cualquier otro porque, no solo nos hará mejores a todos, sino porque seremos capaces de plasmar en la realidad todo aquello que algunos dicen que es una Utopía.

Todavía no has participado en ningún proyecto autogestionado?

Por la Autogestión Generalizada de nuestras vidas.

Aquí puedes comprobar los sindicatos, partidos, fundaciones y iglésia católica que reciben subvenciones, y que CNT no aparece (porque las rechaza frontalmente):

Subvenciones sindicales 2009

Subvenciones sindicales 2010

Subvenciones a la CEOE 2010

Subvenciones a partidos políticos (sólo durante el 4tº trimestre del 2011)

Subvenciones a partidos políticos (sólo durante el 1r trimestre del 2012)

Subvenciones a la Iglesia Católica 2010

Subvencions a fundacions de partits polítics (Generalitat) 2008

Subvencions sindicals (Generalitat) 2010

Subvencions a partits polítics (Generalitat) 2010

A la iglésia y a los diputados de los partidos políticos no han recortado nada…