Piden trabajo, piden vivienda, piden democracia, piden futuro. Nunca se es demasiado pesado por recordar, que detestamos la explotación, los ataúdes, las engañifas y los fantasmas (1)… Ahí vamos con lo de la reforma de le ley electoral en el consenso de mínimos.
 Lo primero es recordar la máxima del detective: busca a quien aprovecha el crimen. ¿Quién está más interesado en que se reforme dicha ley? Pues, evidentemente, los partidos que incrementarían su representación parlamentaria con esa reforma, bien aumentando el número de diputados, bien entrando en el sagrado recinto. Eso es así, y no de otro modo.
 
¿Quién se beneficiaría de semejante cambio? Principalmente Izquierda Unida (el PCE) y el Partido Andalucista. La coalición de izquierdas daría un salto de los dos diputados, a dieciocho. Y el PA pasaría de cero a tres aproximadamente, todo depende de cómo venga el año. Otros pequeños partidos, como el de Rosa Díez podrían entrar en el Parlamento con seis o siete diputados. Los Verdes sacarían uno, PxC uno y cosas así. Y poco más. Tanto el PSOE como el PP seguirían siendo partidos absolutos. Sacan habitualmente entre ambos más de 20 millones de votos, así que siempre sumarán, se cuente como se cuente, más de 300 escaños de los 350 de la Cámara. Por supuesto otros pequeños partidos, como el de Álvarez Cascos o el de Bildu, seguirían donde están, ya que tienen cantera fiel. Ya veis que sería maravilloso.
Para tenerlo más claro: Israel posee un parlamento elegido en Circunscripción Única (2), y si es mejor país que éste, es únicamente porque España es un país muy cutre, no porque el Reino no tenga circunscripción (3) única.
Así pues, ¿a quién beneficia el propugnado cambio de la ley? A un montón de aspirantes a políticos profesionales del comunismo, del nacionalismo andaluz y español, y a sus respectivos ayudantes, ansiosos de meter la mano en el caldo.
Meditemos: en el Reino, la gente vota mucho en función de favores, enchufes y enjuagues, y mientras más conservadores mejor. Así que la apocalíptica reivindicación de consenso de mínimos de fin de la corrupción política entra en clara contradicción con la de la reforma de la ley electoral. Ya que la entrada de partidos bisagra, moverá a enjuagues corruptos, malolientes y repugnantes con los advenedizos y nuevos diputados llamados a dirigir las palancas del Estado, y su sistema de estrujación de tributos.
¿Cómo podría reformarse entonces esa ley para que fuera justa? Muy fácil: asignando los escaños de manera inversamente proporcional al número de votos. Mientras menos votos reciba el Partido, más escaños se le otorgan. Así no votaría nadie.
La mejor ley, la que no existe. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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NOTAS
(1) Una iniciativa reflexiva contra “Democracia real ya” , puede ser leída en http://madrid.indymedia.org/node/17382
(2) La composición del Parlamento Israelí, la Knéset o Asamblea, (Israel es uno de los países más democráticos del mundo, con mayores niveles de libertad de expresión y desarrollo humano), puede ser consultada en http://es.wikipedia.org/wiki/Kneset
(3) Para entender lo que es la jodida circunscripción electoral, véase: http://es.wikipedia.org/wiki/Circunscripci%C3%B3n
Autor “Acratosaurus Rex”